Con tanta red social parece que estamos saturados de la vida personal de los demás…. o eso creemos.
Me cuesta creer que no haya nadie que deje parcelas de lo íntimo para… eso… la intimidad. Lo que somos, lo que realmente dejamos para la sorpresa.
Hay gente como yo que habla por los codos, gente transparente, gente que no puede evitar enseñar cosas de su vida porque ahora «es lo que te pide el cuerpo» con tanto Feis o Chuiteer.
Hay otra gente que se limita a mirar por la ventana de lo cibernético qué es lo que hacen los demás, lo que quieren, lo que les gusta, si han cenado con su prima Paqui este sábado…
Cualquiera de las opciones es válida y es a lo que estamos predispuestos con estas modernidades, que diría mi abuela.
Yo me quedo mi parcelita, la que más adoro. La que es mi yo más íntimo… Las cosas que ni yo misma a veces conozco….Las cosas que nunca contaría y que quizás sean las más alucinantes o las más avergonzantes….
Y mientras veo todo lo que tú haces o dices: a veces me das envidia, a veces no te imitaría ni loca y a veces me moriría por pasar ese rato contigo….
Todo forma parte de las vidas paralelas que ahora tenemos. Donde todos, lo queramos o no, estamos conectados.
Veritatis... Moda, libros, pelis, hauls y todo lo demás que nos gusta. 